La sequía y el hambre siguen devastando África. Incluso en países más favorecidos, como especialmente Australia, pero también en Argentina, la falta de agua ha mermado la producción de cosechas. Y mientras tanto los biofuleros siguen extendiendo sus cultivos energéticos, a pesar de que ya casi todo el mundo reconoce que no son ninguna solución para el autoabastecimiento energético, a no ser que consideremos que merece más la pena un bidón de gasolina que la vida de una criatura. La crisis económica ofrece un panorama más sombrío aun que el que se produjo hace un par de años, cuando primera crisis alimentaria mundial asomo a la cabecera de los rotativos y servicios informativos de todo el mundo. ¿Qué debemos esperar? Ojalá nos equivoquemos. Y por estos lares nos quejaremos que la cesta de la compra subirá. Por desgracia, el tiempo ha ido dando la razón a muchos de los conflictos que vislumbramos antes de que acontecieran. Uno fue el ladrillazo que ha hundido la economía española por encima (¿o mejor debajo?) del resto de los países de la Unión Europea. En otra advertimos que los biofuleros y sus agrocombustibles nos iban a subsumir en un serio problema. Por ambas recibimos insultos y amenazas. Entre el problema del cambio climático y la crisis financiera todo el mundo anda un tanto aturdido. Sin embargo, todos los días nos llegan noticias que me hacen temer un nuevo tsunami alimentario. Obviamente las más preocupantes, desde un punto de vista global, proceden de sendas sequías que padecen la India y China. Ambas siguen sin afrontar sus respectivas las imperiosas reformas agrarias que necesitan. La frasecita de marras, que un día puso de moda la segunda: ¡Un País Dos sistemas! Se ha convertido en una patética realidad. Parte de su población se muere de hambre, mientras que la otra se ha subido al carro de la opulencia despilfarradora que la bobalización propicia, debido a su carencia de lógica, y más aun de caridad.Nadie debe dudar que si China e India demandarán una gran cantidad de alimentos y especialmente de cereales, estos subirán en el mercado de forma desorbitada. Hablamos de algunos miles de millones de habitantes. Ellas podrán invertir parte de sus reservas económicas, pero otros muchos países no. Más aun, en otros Estados en los que a duras penas se pudo superar la primera crisis global alimentaria, esta vez posiblemente no lo consigan debido a la económica. En consecuencia, se ofrecen todas las condiciones idóneas para cocer un caldo de cultivo venenoso. Como siempre, las desgracias arreciarán sobre los países más desheredados, así como en las espaldas de los pobres de otros que lo son menos. Ojalá nos equivoquemos. Pero las noticias son más que alarmantes. Abajo os dejo un botón de muestra de otras tropecientas. Leer y extraer vuestras propias conclusiones. Lo que no alcanzo a entender es porque la prensa a la que tengo acceso no da cuenta del más que serio problema que se avecina.
viernes, 6 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario